lunes, 29 de agosto de 2011

Me desligo de mí,
siendo el que está frente a frente
con alguien que soy.

Sólo me veo ser,
solo en una alucinación
en la que me respiro azul
rodeado de las sombras
que también soy.

Me escondo de mí,
para mostrarme idéntico,
para saberme distinto.

Puedo tocar mis pensamientos,
tomar en las manos mis ideas,
hacer maquetas de mis palabras;
puedo ser y dejar de serlo,
para seguir siendo
un compendio de orgasmos melancólicos
que llevo colgados al cuello.

Me encuentro dentro de mí,
como ese inquilino extraño
que sabe más de lo que se de mí.

Sigo de cerca los pasos que doy
en el camino de ese alguien que soy,
para conocerme en el instante,
justo, en que siendo dejo de ser,
para toparme con quien soy.

Me veo a mí,
sentado a lo lejos,
soñar con descubrirme.
Está ese algo
que debe ser dicho,
escondido entre un latido
y otro.

Ese algo que tiene vida,
enciende hogueras de ideas,
empuja con desmesura,
incluso, los latidos por venir.

Está, allí está ese algo,
confundido entre palabras,
ganas y silencio,
enredado con latidos pasados.

Ese algo que tal vez muere,
pero vive constante
atravesado en las entrañas
de cada latido.

Está ese algo
que exige la expulsión
total del pecho
para ser latido de nuevo.

Ese algo monótono,
resultado del abrazo ausente,
consume más que tiempo
y separa un latido del siguiente

Está, allí está ese algo
que es alguien ya sin nombre,
pero es nombrado
una y otra vez por cada latido.

Ese algo,
ladrón de horas,
dueño de años,
cada latido del alma.

Está ese algo
de silueta afrodisíaca
que llena día y noche de sudor
los latidos que es.

Ese algo perpetuo,
inamovible;
ese algo que debe salir
para quedarse.

Está, allí está ese algo...

martes, 23 de agosto de 2011

Conté las horas desde el inicio del día
esperando por el momento justo,
dándole alas al abrazo que invento
entre cada movimiento de mis brazos
que intentan llegar a tu cuerpo.

Soñé con el momento para estar junto a ti,
solos, en silencio, estáticos,
con el corazón palpitando a mil,
sin saber la distancia y la fuerza
para mantener la cordura.

Esos minutos se alargaron como el día
mientras redactaba una caricia de tinta;
esas horas fueron segundos
mientras consumía el lápiz
para entregarte un beso hecho palabras.

Para ver cómo te autodestruyes
contradiciendo de afuera a adentro,
de adentro a afuera, lo que es saberse;
como taparle el canto a la Luna
o pintarle sombras al Sol.

Para ver cómo te escondes
detrás de un silencio tan inculto
como un sabio hablando de más,
detrás de la pantomima cotidiana
inserta en la realidad impuesta.

Para ver tu absurdo
intentando llenar esquinas
acaecidas de niebla común;
intentando llenar vacíos inventados
para tener motivos de consigna
y encontrar en lo falso, algo real.

Para ver tus alardes
que buscan llegar al infinito,
pero que llegan tan lejos
como una excusa vomitada
en defensa del cinismo,
de la mentira y del egoísmo.

Para ver como finges orgasmos
convenciendo de a poco,
usando palabras sin sentido,
a las huellas que dejaron
los pasos transitados ayer.

Para ver cómo te ocupas del tiempo,
del ayer, del hoy y quizá del mañana,
levantando victorias bastardas,
resultado del engaño infringido
intencionalmente y sin remordimiento.

Para verte siendo parte voluntaria,
detengo los pasos a distancia,
para verte desaparecer,
abro bien los ojos;
sólo digo el silencio que mereces
y hablo hacia adentro un puede ser.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Sin embargo,
el óxido de las palabras
provoca pensamientos alusivos,
condecora recuerdos, a saber de ambos,
parte del tiempo absurdo
que ahorca los días.

Es como poner la soga al cuello,
para asfixiar cualquier aventurada plegaria
a un cielo conveniente;
sin embargo
sigue en pie el mismo discurso.

A fuerza de costumbre,
es la distancia perfecta religión
para separar un mundo,
tan igual y opuesto, que de lejos,
es el mismo; que cerca,
es el mismo.

Sin embargo,
poco a poco, se petrifican memorias,
tatuadas de sentencias inequívocas,
perpetuadas con la sangre podrida de palpitar,
como el mismo óxido que brota de las palabras.

Es como tirar del gatillo
para acabar lo que ajenos llaman dolor
y hacer de ese momento,
monumento meritorio de gloria;
sin embargo,
resulta nadie y nada
lo que fuera de la luz del alma existe.

martes, 9 de agosto de 2011

Teniendo de sobra un precario reclamo,
todo apunta de nuevo a duda,
a zozobra indefinida y ansiedad predestinada.

Cambios impropios con esperanzas dependientes,
esparcen sólo un sabor incierto
como provocando intentos de sentimiento
cubiertos por más y más argumentos,
que buscan el placer del pensamiento.

Se supone un regreso arrebatado,
precoz, invariable,
a un tiempo pasado insípido,
contaminado de recuerdos
que acechan incansables,
el presente.

Se supone apariencias incompatibles,
de esas que son opuestamente iguales,
complemento invisible de uno y otro,
esas que no llegan a tener futuro programado
o mañana paralelo a exigencias presentes.

Resulta sin comprensión
y desaparece el ímpetu del llamado,
que una vez hecho,
es solo la sombra de un deseo,
el ayer del mañana anhelado.

lunes, 8 de agosto de 2011

Llegando, así por así,
justo cuando el reloj marca,
cuando decide que es tiempo
para que suceda que todo se detenga;
vida es, llegar.

Será la vida que nos detiene
a golpes y empujones,
un signo, una marca en la frente,
un sello jamás permanente.

Será la vida que nos persigue,
un aliento más lleno de miedo
que el respiro justo y necesario
lleno de valor.

Siendo, nada más,
entre dilemas y claridad,
como debería no evitarse
o de supuesto correcto;
duda es, ser.

Entonces convicciones,
influenciadas por el nadie existente,
son, de a poco, motivo y excusa
parásito en la conciencia.

Entonces vaivenes
independientes agrupados,
son, por mucho, resultado y consecuencia
cadena de la libertad.

Llegando a ser,
siendo para llegar;
muertos estancados,
vivos esclavos.

Interpretamos ser y llegar,
explicamos llegar y ser;
vemos ciegos los pasos
para creernos bien.

Llegando, así por así,
justo antes de poder ver
entre líneas equidistantes,
somos vida.

Siendo, nada más,
como ley natural
ante supuestos impuestos,
somos duda.