Ayer entre risas tímidas
y nerviosas, se escuchó la fantástica
muerte de un ayer triunfante.

Fueron aplausos orgullosos,
llenos de la satisfacción de ser escuchados
en las líneas de una meta cumplida.

Nada de más, justo como fue;
presentes los presentes y ausentes,
todos allí en el momento preciso.

Ayer terminó glorioso y aireado;
hoy, palabras nuevas esperan turno
tras el banderazo de salida.

Hojas vacías deseando la atención
de los versos que aún no existen,
para darles alas, para darles vida.

Páginas en blanco para pintarlas
con sueños, deseos e ilusiones,
con aciertos, certezas y verdades.

Un espacio para seguir delineando
entre la vida y la existencia,
la figura que en silencio, dice algo.
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28/01/2011

A mi cuaderno...

Se llega un nuevo final,
la última página del capítulo;
llega justo al principio de la nueva
aventura, la oportunidad de que mi voz
se escuche en silencio.

No hay más espacio para pintar
una palabra, para delinear
un pensamiento, para decir
las cosas que quisieron ser dichas;
no hay más espacio en éste lugar.

Es tiempo del cambio obligatorio,
de mudar mi refugio a un papel
quizá más resistente, quizá no;
momento adecuado para dedicar
un nuevo intento de decir eso.

Bienvenida del adiós,
adiós de la bienvenida pasada;
frases muertas en hojas,
vivas en emociones;
final anhelado para empezar.

Latido apurado,
emoción;
palabras dichas,
pensamiento.

Tantas Veces lo mismo;
encontrarse con un destino
forzado y establecido, con ese deliro
interior, con ese residuo de ideas
que hacen de lo anterior, lo mismo.

Extrañas coincidencias traen verdades,
entretejidas en la absurda manía
de limitar la vida a una simple realidad;
esas verdades que dicen muy pocos,
muchos menos escuchan y solo algunos viven.

Logros de cartelera,
excusas;
triunfos obligatorios,
pretextos.

Sueños trastornados con reglas,
son los resultados propuestos
del fantasma que vigila cada esquina;
efímeros momentos de gloria
muertos tras el argumento determinante.

Tantas veces lo mismo;
escuchar una y otra vez al estribillo
cotidiano clavándose en la mente,
aboliendo la contraparte que necesita
crear su propio destino; distinto.

Adrenalina punzante,
necesidad;
ideales independientes,
igualdad.

Es ahora, cuando el tiempo pasa,
cuando El Brujo pinta en sus encantos
miles de palabras.

Es ahora, que nos encontramos de nuevo
frente al llamado de la naturaleza,
que vivimos.

Justo cuando las constelaciones
nos trajeron a través de del mar de estrellas,
justo ahora.

Es ahora, que la selva habla usando nuestras
almas, dándonos su voz, su espíritu,
dándonos vida.

Es ahora, cuando viajamos de vuelta
en un barco de carbón puesto en la pared,
cuando somos uno.

Justo ahora, es tiempo; justo ahora
que nacemos de nuevo, es tiempo de hacer leyenda,
nuestra leyenda.

Es ahora, que coexistimos en el mismo cristal,
reflejándonos uno en el otro para dar forma
a la realidad.

Es ahora, cuando tomamos el aliento del Xocomil,
cuando el rugir de nuestro Nahual hace vibrar
el universo entero.

Justo cuando el fuego en nuestro interior
ilumina ese silencio que da gritos
para ser escuchado.

Es ahora, cuando Kukulkán guía el rumbo
de nuestras alas, cuando el jaguar
protege nuestros pasos.

Es ahora, que la Tatuana renace de las cenizas
para darnos su nombre, que nos reúne
y nos llama sus hijos.

Amargo sabor casi quemado
acompañando la tarde de recuerdos.
Otra vez pensando pasado,
deteniendo el tiempo para vivirlo
una, otra y una vez más.

Oscuro color endulzado con imágenes
que son reales, pero no de ayer,
tampoco existen hoy, quizá mañana
no llegarán a mostrar lo que pintan,
lo que dicen, lo que son, lo que sueñan ser.

Tiempo para vivirlo cuanto sea,
necesario para el recuerdo, el hoy,
para un futuro tan incierto como ayer.
Muerte, vida, tal vez amor, quizá odio;
otra vez, junto a una taza de café que humea.

Se hace difícil coincidir
con un pensamiento presente
que intenta resarcir el pasado
dando cuentas al vacío futuro.

Escalar un día a día consciente,
fundar un mañana prominente,
evadir un ayer dictador,
todo en la misma hoja sucia.

Solo queda una incomprendida facilidad
en los labios, para decir
lo que viene es bueno, lo que pasó queda atrás
ahora que se inventa un discurso moral.

Cuestión de tiempo para una revolución
sin revolucionarios cuerdos, sanos;
para ese cambio utópico, quizá inexistente,
de un estado muerto a uno que viva.

Pecadora sentencia fatalista
que ahoga la ingenua esperanza de algunos,
pero alimenta el deseo de aquellos
que buscan la diferencia en completo silencio.

Sin alardes publicitarios quieren,
piden, inventan una sucinta razón
para dar rienda suelta al deseo
incontrolable de vivir una vida.

Tal vez deban callar esos gritos
que libran la guerra de argumentos
para que sea el silencio de pocos
el paso necesario para volver a nacer.

Uno, dos, tres pasos
clonados, sujeto uno de otro
para dejar en el camino
el deseo de un paso perdido.

Colmo de ruta empedrada,
un paso a la vez
y al siguiente la misma huella
sin deseo, catatónico, ciego.

Uno, dos, tres pasos
dictados, temerosos de cambio
recorren senderos marcados
en la memoria del paso que viene.

Prisión del camino sin curvas,
abarrotado en diferido
por esa extraña regla
de "seguir adelante".

Uno, dos, tres pasos
específicos, sueños amarrados,
anclados en un camino
de éxito ilusionista.

Límite de deseos cumplidos
en el vaivén cotidiano;
plenos de rigidez
y espontáneos en ley.

Uno, dos, tres pasos
para nadie, dueños del destino
establecido en libros vacíos;
regla inquebrantable de costumbre.

Única opción elegible
dentro del mundo cuadrado,
para ellos que ven un camino
y solo viven eso, un camino.

Me invento un abril cada día,
para decir al oído de alguien
un paraíso;
los prejuicios a un lado
y al otro un nuevo saludo
a medias.

Siempre no es suficiente
saber que fui hecho
con cincel de argumentos
para callarme sueños
y repetir realidades.

Me siento adulto en el país
de nunca más,
siendo niño en la ciudad
madurez;
extraño para unos cuantos
normales,
común para esos otros
que nunca me ven.

No basta dedicar
canciones sin precio,
escribir poemas gratis
o componer sinfonías
de cortesía,
no basta.

Pregunta...
¿Soy yo?
¿Ese alguien con palabras
de grafito guardadas
en el puño que las pinta
o palabras del puño de alguien?

Invento fríos noviembres
en pleno verano,
para dar un abrazo a alguien
sin contrato de compra-venta;
dejando a simple discreción
quién supongo que soy.

Te vi recurrente en tu sonrisa,
indiscreta en tu seriedad;
notaste que existo en el mismo tiempo,
compartiendo el mismo espacio
dibujando sonrisas al aire,
lanzando invitaciones con gestos mudos.

Plan de conquista imperfecto
para buscar en tus labios palabras,
en las palabras tus labios
y ser primera plana en tus sueños.

Simplemente casualidad programada,
coincidencias planificadas,
como cada amanecer a media noche,
incierto;
como el silencio absoluto del sonido
llenando el vacío.

Tímido plan de conquista
para alcanzarnos en un vago intento,
teniendo miradas que no nos ven
de testigo.

Te escribo saludos en el viento
consciente que puedes no tomarlos,
mientras recibo los tuyos
empaquetados en unos pasos
que te mueven y vienes a mi ojos
constante y sin prisa de marcharte.

Conjeturas de pura suposición
para crear en mi mente quizá,
un beso, un abrazo,
estancados en mi plan de conquista.

Recién amanece
cuando en mis labios
aparece un frenético grito
que no sabe que decir;
cada palabra tiene sentido
mientras lo pierde en su viaje
de mi mente al papel.

Combiné la nostalgia de un recuerdo,
la esperanza endosada en un sueño,
fatiga del año que termina
con propósitos que apenas comienzan.

Buen día
saluda una duda
atrapada en el silencio
que no sabe que decir;
todo parece estar bien
en tanto las palabras
no se pierdan en un papel.

Cinco días
para idear la bienvenida perfecta,
tres segundos
para decirte: Hola Año Nuevo.