miércoles, 19 de enero de 2011

Uno, dos, tres pasos
clonados, sujeto uno de otro
para dejar en el camino
el deseo de un paso perdido.

Colmo de ruta empedrada,
un paso a la vez
y al siguiente la misma huella
sin deseo, catatónico, ciego.

Uno, dos, tres pasos
dictados, temerosos de cambio
recorren senderos marcados
en la memoria del paso que viene.

Prisión del camino sin curvas,
abarrotado en diferido
por esa extraña regla
de "seguir adelante".

Uno, dos, tres pasos
específicos, sueños amarrados,
anclados en un camino
de éxito ilusionista.

Límite de deseos cumplidos
en el vaivén cotidiano;
plenos de rigidez
y espontáneos en ley.

Uno, dos, tres pasos
para nadie, dueños del destino
establecido en libros vacíos;
regla inquebrantable de costumbre.

Única opción elegible
dentro del mundo cuadrado,
para ellos que ven un camino
y solo viven eso, un camino.

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