No me sirve
negarme a escribirte,
tampoco esconderme
detrás de un día "ocupado",
ni pretender encontrar tranquilidad
en un beso tan fugaz
como el minuto
que acaba de suicidarse.
No me sirve
tampoco,
abdicar al deseo
de encontrarte una vez,
tan sólo una vez
que dure tan poco
como la eternidad
y tanto como un beso tuyo.
No me sirve
quedarme a la espera
del favor del tiempo
o que la casualidad
te traiga frente a mi.
No, no me sirve
evadir este impulso
de acercarme y abrazarte.