Calla amor, que las palabras saturan el momento, pero no dejes de decirme lo que sientes, para ahogarme en tus palabras.

Dime amor, que las palabras llenan el vacío, pero calla cuando el momento nos pide gestos, para acariciar el silencio de la pasión.

Tantos te amo, tantos te extraño
Miles de estrellas con tu nombre
Tantos vete, tantos calla
Millones de piedras con mi nombre

Estereotipos de amor perfecto
Regulación de besos y abrazos
Escases de caricias puras
Limitante de palabras afectuosas

Tantas bienvenidas en un adiós
Algunos destellos de escape
Tantos adiós sin despedida
Varios intentos de fuga

No importa la cantidad de veces
Solo alguien como tú, solo tú
Innumerables episodios repetidos
Un abrazo, un beso, una caricia

Quisiera decirte esto, Sin ocultarme en palabras extranjeras
Depositarlo en tus oídos, Con la suavidad del viento
Deslizarme por tu cuello, Y provocarte una sonrisa
Tomar de tu silueta, La imagen de mis sueños

Quisiera decirte esto, sin temor de quien se entere
Ponerlo sin reserva, en el firmamento de tus ojos
Perderme en el calor, de un sueño entre tus brazos
Atrapar en mi memoria, la danza de tus manos

Si tan solo pudiera, acercarme un momento
Para dibujar en tu mirada una nueva ilusión
Para traerte al paraíso, en canoa mágica
Para darte un sentimiento lleno de pasión

Tras jugueteos quisiera robar un poco tu aliento
Ponerte en un espejo y tatuarme tu reflejo
Acariciar con mi mirada el borde de tu cuerpo
Para decirte de mi amor sin guardar secreto.

Deléitame la vida con una sonrisa sincera, dime con palabras el secreto de tus ojos.

Organiza con tus labios, un complot de caricias en mí oído, comparte conmigo la verdad de tu interior.

Dame vida en un suspiro, conjuga constelaciones fonéticas, para confesar la realidad en mis brazos.

Hipnotiza mis sentidos, suelta un aliento de pretextos por mis nervios, para capturar, sin más, tu pureza

Con tu decir, estremece el universo, con tu actuar, reduce el infinito, con tu voz, adormece las galaxias.

Magnifica los paisajes con tu belleza, y al final, permíteme alojarme en tu regazo, acampando en tu paraíso.

Enamórate del olvido, en una inmensidad
Enamórate de mi, en un fracción de tiempo
Enamórate de la vida, en el reflejo de mi ausencia
Enamórate de alguien, en el recuerdo de lo amado

Vamos, ama lo invisible, para poder verlo
Desea lo imposible, para tenerlo en las manos
Abrazo lo posible, para jamás sentirlo real
Acaricia tus visiones, para borrarlas con tu adiós

Toma del vacío la luz, para un nuevo suspiro
Apodérate de la soledad, para enfrentar los sueños
Aférrate a la fantasía, para crear realidades
Acumula las sonrisas, para no perder la fe

Quédate, para dar paso a mi abrazo
Vete, para permitir extrañarte
Quédate, para enfilar mil caricias
Vete, si quieres… ¡Quédate!

Descoloridos argumentos, por el paso del tiempo, intentan, tras el fracaso diario, dibujar un país de maravillas. Regalar con esmerados verbos conjugados, un arcoíris de fantasía y colocar en el rostro del mundo una sonrisa mágica.

Palabras desgastadas, de tanto pasar por alto, después de ser ignoradas, tratan de diseñar una paráfrasis del paraíso. Ofrecer el discurso inaugural de una primavera mundial, colmada de abrazos florales para cada una de las felicidades humanas.

Versos, frases, párrafos, cansados de recibir el latente rechazo del mosaico cotidiano, procuran repetir en los oídos sordos, un mensaje de armonía. Llenar el cofre de la vida con esperanza, llevar entre las manos un obsequio tan puro como la existencia.

Una gota de inspiración, busco en el recuerdo que palpita en mi interior, una metáfora más para halagar tu belleza, o una analogía, para explicar el maravilloso vacio que provocas.

Se complica tanto, buscar una alternativa en mi mente, cuando todo lo razonable, no dio resultado, cuando la lógica llega a su límite y toma camino de vuelta al abandono de caricias.

No hay solución matemática, dato histórico, operación aritmética, diseño arquitectónico o un postulado científico que pueda dar razón de ese algo, que la ley natural del amor genera.

Día con día, noche tras noche, me enfrento a un terrible argumento teórico, basado en lo cotidiano y que en su fundamento establece el veto de la ilusionada espontaneidad de dibujarte a mi lado.

Con carácter determinante, la realidad nos coloca en extremos opuestos, pero nos da los recursos para reducir la inmensidad a un instante y destruir la distancia para lograr juntar nuestras almas.

He intentado tantas veces, ponerla en un vuelo directo fuera de mi corazón. Tantas veces he querido cerrar la ventana por donde su luz ilumina mi alma. ¿Cuántas veces ella ha querido escapar y yo no se lo permito? Pero también su escape toma rumbo a mis brazos.

Muros mágicos, protéjanme les pido hoy que camino entre ustedes. Permítanme contarles mi llanto, mientras su frío rostro me ruega le comparta una sonrisa. Guarda mis recuerdos antigua estructura, como llevas siglos guardando los tuyos.

Me perdí buscando esa fuente, donde aprisionaron tu sonrisa, cuando a mediados de un viaje mi nombre casi borraste. Quiero encontrarla y pararme a la misma distancia para dibujarte, en busca de cortar las cadenas que te unen a esa falsedad.

Bajo el manto de estrellas, a la sombra de Oliverio, te busco aunque se que no estas, pero te siento en la distancia. Los mártires se aúnan a mi causa y con las Ceibas de bandera, dibujan conmigo la esperanza.

Me vi entre esas paredes que escuchan conocimiento, rodeado de un puñado de cuerpos con vida, sólo, aguardando la llegada de un nuevo amanecer ya adentrada la noche. Quise verte, pero la fue la bulla y la distancia que me dejaron allí, sólo.

Centro de historias y edificios de plata, compartan conmigo la gloria que sus calles declaman, para que mis pasos no vayan solos por las avenidas de una memoria, que perdura melancólica ante el encargo que hoy me ha dejado en el olvido.