viernes, 20 de noviembre de 2009

Descoloridos argumentos, por el paso del tiempo, intentan, tras el fracaso diario, dibujar un país de maravillas. Regalar con esmerados verbos conjugados, un arcoíris de fantasía y colocar en el rostro del mundo una sonrisa mágica.

Palabras desgastadas, de tanto pasar por alto, después de ser ignoradas, tratan de diseñar una paráfrasis del paraíso. Ofrecer el discurso inaugural de una primavera mundial, colmada de abrazos florales para cada una de las felicidades humanas.

Versos, frases, párrafos, cansados de recibir el latente rechazo del mosaico cotidiano, procuran repetir en los oídos sordos, un mensaje de armonía. Llenar el cofre de la vida con esperanza, llevar entre las manos un obsequio tan puro como la existencia.

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