martes, 17 de noviembre de 2009

He intentado tantas veces, ponerla en un vuelo directo fuera de mi corazón. Tantas veces he querido cerrar la ventana por donde su luz ilumina mi alma. ¿Cuántas veces ella ha querido escapar y yo no se lo permito? Pero también su escape toma rumbo a mis brazos.

Muros mágicos, protéjanme les pido hoy que camino entre ustedes. Permítanme contarles mi llanto, mientras su frío rostro me ruega le comparta una sonrisa. Guarda mis recuerdos antigua estructura, como llevas siglos guardando los tuyos.

Me perdí buscando esa fuente, donde aprisionaron tu sonrisa, cuando a mediados de un viaje mi nombre casi borraste. Quiero encontrarla y pararme a la misma distancia para dibujarte, en busca de cortar las cadenas que te unen a esa falsedad.

Bajo el manto de estrellas, a la sombra de Oliverio, te busco aunque se que no estas, pero te siento en la distancia. Los mártires se aúnan a mi causa y con las Ceibas de bandera, dibujan conmigo la esperanza.

Me vi entre esas paredes que escuchan conocimiento, rodeado de un puñado de cuerpos con vida, sólo, aguardando la llegada de un nuevo amanecer ya adentrada la noche. Quise verte, pero la fue la bulla y la distancia que me dejaron allí, sólo.

Centro de historias y edificios de plata, compartan conmigo la gloria que sus calles declaman, para que mis pasos no vayan solos por las avenidas de una memoria, que perdura melancólica ante el encargo que hoy me ha dejado en el olvido.

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