martes, 9 de agosto de 2011

Teniendo de sobra un precario reclamo,
todo apunta de nuevo a duda,
a zozobra indefinida y ansiedad predestinada.

Cambios impropios con esperanzas dependientes,
esparcen sólo un sabor incierto
como provocando intentos de sentimiento
cubiertos por más y más argumentos,
que buscan el placer del pensamiento.

Se supone un regreso arrebatado,
precoz, invariable,
a un tiempo pasado insípido,
contaminado de recuerdos
que acechan incansables,
el presente.

Se supone apariencias incompatibles,
de esas que son opuestamente iguales,
complemento invisible de uno y otro,
esas que no llegan a tener futuro programado
o mañana paralelo a exigencias presentes.

Resulta sin comprensión
y desaparece el ímpetu del llamado,
que una vez hecho,
es solo la sombra de un deseo,
el ayer del mañana anhelado.

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