martes, 28 de febrero de 2012

10-2-12

Le recuerdo para no morir de olvido
puesto en algún sitio desconocido,
para crear luz de las imágenes
que me recorren las noches y madrugadas
danzando con la insomnia conciencia.

Le escribo para tener una plática
así sea con el silencio ensordecedor
o con las palabras y todas las frases
que hacen eco en el vacío de mi habitación
antes de agonizar y morir de olvido.

Le pienso para que esté acá, cerca,
para tener compañía y no morir de olvido,
para acompañar la soledad con sorpresas,
con sobresaltos, con emociones,
con los pensamientos hechos sudor de manos.

Le canto, a veces, para que me escuche,
para que me sienta a través del viento
rozando sus líneas, sus pliegues,
para acariciarle colándome en sus oídos
y me recuerde y no me deje morir de olvido.

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