Te cuestionas
de supuestos,
de pueden ser
y algunos tal vez.
Te vas del mundo
arañando las paredes
para intentar quedarte
con una verdad dudosa.
Te preguntas
una y mil veces
lo mismo,
eso de siempre.
De nuevo, puede ser,
tal vez es posible,
quizá llegue a funcionar,
a lo mejor sea así.
Supones lo mejor,
lo peor también;
para estancarte
en un intento a medias.
Te aferras a ideas,
las mismas ideas
pasadas y presentes
para definir futuro.
Pones de barrera el tiempo,
la distancia de obstáculo
y encuentras inconvenientes
en la amalgama de los mundos.
Dos, tres, cuatro mundos
inversamente proporcionales,
a la vez iguales y distintos,
conocidos y desconocidos.
Te detienes ante una duda,
ante un pretexto incisivo;
te cuestionas, te preguntas
y decides... ¿qué decides?
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