miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sensato inicio el del idiota
que sólo te piensa,
muerte, soledad,
que apareces sin más anuncio
que tu fuerza
entregando la delicadeza
y frialdad de tus caricias.
Dichoso idiota el que te domina,
muerte, soledad,
que te adueñas de cada suspiro
y eres ánima en busca de abrazo.
Muerte, soledad,
instructora de amor y fidelidad,
dadora de palabras verdaderas,
acércate a mí para vivir.

Dame no sólo palabras,
ni amor y fidelidad;
dame tu vida entera
para hacerla únicamente mía.
Dame las alas de tus víctimas
para volar yo más alto que tú
y me olvide de esperarte
cada minuto de mis huesos.
Que el tiempo sea sólo tiempo
y los recuerdos, recuerdos,
para no ser tú en vida
o seguir siendo tú, muerto.
Muerte, soledad,
que te pienso real
queriendo ser el idiota aquel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario