miércoles, 27 de julio de 2011

Deja de ser insípido
cuando el vuelo no sólo llega al cielo,
deja de ser monocromo
cuando el suelo es cielo bajo los pies.

Deja de ser vacío
cuando el cielo pasa de límite a hogar,
deja de ser solitario
cuando el cielo se convierte en latido.

Deja de ser queja
cuando la mirada no ve el cielo, es cielo;
deja de ser sueño
cuando las palabras no dicen cielo, son cielo.

Quién buscaba ser hombre en el tiempo,
no es más que nombre y apellido sin vida;
ser mujer en el encierro del espacio,
no es más que estadística en blanco y negro.

Es más que un intento esmerado,
más que memorizarlo y repetirlo;
es menos, mucho menos que creerlo,
menos que el esfuerzo de intentarlo.

Tan sólo pasa como es,
sin paráfrasis ni hipótesis;
pasa como debe pasar,
deja de ser utopía.

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