lunes, 23 de mayo de 2011

Sobran caminos
aunque ninguno exento de la sombra de alguien mayor,
ni uno solo libre de la instrucción estándar;
es lo que dicen.

Caminos ensangrentados,
sufridos y difíciles, escribía Otto René
cuando desollaba cada verso
para hacerlos estrofas reivindicativas;
decía esperanza, cambio,
diferencia para bien de todos.

Caminos selectivos
pregonaba la queja de Ernesto
mientras intentaba implantar con sus manos,
con sus pasos,
un sendero igual para todos.

Sobran caminos
aunque se convierta en pregunta
cuando a la luz de las ganas
se ven sólo pasos ya recorridos.

El de Nazaret pasó los caminos de amor y perdón
siglos antes que el nazi cursara caminos de raza;
el de las plumas verdes hizo caminos de mito
que murieron bajo los caminos de la realeza.

Caminos de oro en El Dorado,
de arena al rededor de Guiza;
de agua, hielo y fuego según Verne
al regresar del centro de la tierra.

Sobran caminos,
como sobran palabras para describirlos;
aunque al final no hay distinción entre uno y otro
que los obligue a ser opción que sobre.

Sobran caminos,
es lo que dicen lo que caminan camino ajeno,
es lo que dicen los que se pierden buscándolos;
así es lo que dicen los que no caminan.

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