sábado, 5 de marzo de 2011

Tengo que decir
que pueda que no exista
ese argumento
para defenderte
y que al contrario
desdeñe, corroa
o acabe con tu verdad.

Solo digo que es posible
que tu indiferencia
ponga de manifiesto
tu gana de morir
en los pasos de alguien más
y el deseo airoso, pomposo,
risueño, caduque
antes de empezar
a existir.

Siempre la duda en mi voz
es menor que la de tu camino,
cuando llenas de gritos tus días
exigiendo victoria
del llanto viudo o quizá huérfano
que el destino genocida dejó.

Te propones venganza
llamando justicia a tu rabia
y cantas "Tinta en sangre
tu hermosa bandera"
aunque sangre
no lava sangre.

Humillas la memoria
decorando con protestas
las calles, solo para recordar
hoy tu nombre
y ser el pañuelo dictador
que limpió las lágrimas
del que perdió el abrazo diario.

Tu causa es cierta,
tu lucha miente,
tu ayer vive sobre el hoy,
tu hoy solo existe mañana.

Tal vez la negligencia
mate la esperanza
y acabe con tus héroes,
tal vez la verdad
es que ya moriste
y el desfile que presides
es el alarde del pasado
que te venció.

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