sábado, 12 de septiembre de 2009

De nuevo todo cambió, me pediste que no me fuera para irte otra vez, aunque olvidaste los recuerdos que dan vida a esta llama en mi interior. Te llevaste sueños gigantescos, ilusiones fantásticas y promesas maravillosas a un lugar tan alejado e impenetrable para que nunca llegue a ellos. Quitaste de mi vista tu sonrisa, si embarga al cerrar los ojos puedo verla. Quitaste de mi abrazo tu cuerpo, de mi beso tus labios, pero no podrás quitar de mi pecho el palpitar del corazón que reboza de amor por ti.

 

Me tacharán de necio por intentarlo, de tonto por no escapar o de suicida por correr a toda marcha directo al muro de tu adiós, sin tomar en cuenta que lo único que pido es que te quiten la venda de los ojos y las amarras de las manos para que seas quien decida marcharse sin lágrimas o volver sonriente. Por los años que te espere mi nombre será obsesión o por las cartas que te escriba me llamarán obstinado, pero al final del tiempo verán en mis ojos el reflejo de tu sonrisa.

 

Inmensurables serán las noches a la espera de tu llegada, incontables los amaneceres que iluminaran tu ausencia. Aun así inacabables serán los elogios a tu belleza,  la apología a tu esencia no encontrará límites y mis palabras harán fausta loa a tu elegancia porque quizá te vayas pero jamás tus huellas podrán borrarse.  

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