No hay más que decir
que lo ya dicho,
las palabras empezaron
a sobrar,
a estar de más,
tanto que parecen capricho.
Que el tiempo pase
y haga lo que sabe hacer,
que acabe con la repetición
y repetición de las frases
hasta que pierdan sentido
y quede, otra vez,
sólo lo ya dicho.
Y que el después
apresure sus pasos
para acabar por bien
o mal
lo que como todo,
tiene principio y fin.
Que el adiós
no sea la solución,
ni la distancia
separe como acostumbra.
Que la vida siga,
que todo siga
como está escrito.
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