Ahora cuando el veneno me invade el alma,
cuando el veneno captura mis palabras,
me llena el temor a perder los estribos
y arremeter en contra de cualquiera
con profundos e hirientes gritos,
gritos desesperanzados e impotentes.
Ahora cuando el veneno carcome mi ser,
Debo huir de todos y esconder mi labia
para no cubrir con sangre y lodo
el beso y el abrazo que son verdaderos,
las caricias llenas de cariño y amor,
los latidos del alma que son sinceros.
Y es que no es la ausencia quien me mata,
no es la distancia quien mutila mi esperanza
ni el tiempo quien degolla mis deseos;
es el veneno de mi ansiosa impotencia,
es el veneno que desenfrena mi ardor,
es el veneno que no he logrado contener.
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