miércoles, 27 de febrero de 2013

27-02-2013


Te trato un silencio
inmerecible, sofocante.
Te trato una distancia
incansable, fría.
Te trato un tiempo
imparable, irritante.

También te trato un suspiro
que no detectás aunque sea tuyo;
y me sonrío haciéndolo,
y me llevo a tu lado,
y me traigo lo que pueda de vos,
y te dejo lo que quieras de mí.

Una, dos, tal vez tres;
esas veces que quizá
te despierte del sueño
del que a pocos aún,
logro incluirte, en secreto,
un par de abrazos.

Te trato un presentimiento.
Latido apurado y sudor de manos
que te los relaciono y endoso.
Te trato pensamientos de momentos,
de unas cuantas horas, de días,
de fin de semana y miércoles por la tarde.

Te trato sin conciencia, ignorante,
a ciegas de lo que sos ahora mismo;
no sé si fuiste pasado o sos presente,
no sé si serás pasado o serás presente,
no sé sos o no sos una ocasión
y tampoco te se aplicar lo que llaman futuro.

Te trato una primera y última palabra
para permitirle a mi imaginación
dibujarte la luz de los ojos,
el brillo de tu sonrisa, y así,
el calor de tu desnudez junto a mí.
Porque aún sin querer, "te extraño".

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