domingo, 27 de noviembre de 2011

Apareces en cada palabra que leo,
te leo como el sujeto de la oración
aunque el predicado no te acerca,
estás metida en las frases
de todos los poemas del mundo.

Te leo en la canción de la radio,
en la receta para la cena de esta noche,
en el anuncio de jeans de la tele,
en el panfleto del supermercado;
estas en cada letra que leo.

Tu nombre resulta de cada palabra,
como el anagrama de tu cuerpo.
Tu nombre en cada concepto
es la sintaxis de los latidos
que al leerte me provocas.

Puedo leerte en cada imagen,
en cada color, en cada pasillo,
en cada nube, en cada estrella;
puedo leer tu silueta desnuda
en cada suspiro de mi pecho.

Apareces en sonrisas ajenas,
en los pasos de otros,
en la apariencia de la vecina;
apareces, siempre apareces,
te veo, en todo te leo.

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