domingo, 8 de mayo de 2011

No fue solo eso,
ni el acto benéfico
que la fuerza del destino
obligó que sucediera.

Es más que el despojo
de lo propio, que tal vez,
nunca se llega a tener.

Quizá sin amenaza de muerte
sería más fácil entender,
¿por qué?
¿por qué ahora sólo queda el susto?

Tiene que haber algo,
no puede ser sólo
ser dueño de manos vacías.

Tal vez no es como aparenta
esa beneficencia
al que pide, al que exige,
al orgullosamente armado.

¡Alto! no es justa la excusa
aunque la intención se entender
por qué se entrega lo propio.

No es sólo justificar el atraco,
ni intentar matar el miedo,
el temor de recorrer de nuevo
los pasos donde robaron lo propio.

Justicia para los injustos,
perdón para el ajeno
que ahora se siente dueño.

No fue solo eso,
algo más desapareció,
algo más apareció,
seguro pronto aparecerá...

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