viernes, 6 de mayo de 2011

De repente me fui del mundo
perdido en tu mirada inocente,
enredado en tu sonrisa.

Me viste tímida
y tu sonrisa
de nuevo me movió el mundo,
mientras buscaste en tu abuela
el refugio de sus brazos.

Me invitaste con tus ojos
a volver en el tiempo,
para jugar al escondite
detrás de un vaso,
inventar grandes montañas
en medio de los pasos adultos.

Antes de irte, al agitar tu manita,
me devolviste un suspiro
como queriendo dejarme el encanto
y seguir siendo niño.

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