martes, 5 de abril de 2011

Allí te había visto;
sin embargo en el viento
dejé escapar esa parte,
ese trozo de existencia
que daba vuelo a las palabras
y quitaba la aspereza
de los malos momentos.

Solo pasó el tiempo
mientras moría la voz,
en tanto cada sonido
desaparecía;
minutos enteros que callaron
una verdad expulsada
del corazón.

Las cosas son a tu manera,
silencio eterno, infinito;
nada cambia después de ti,
silencio efímero, fugaz.

Te vi venir y no dije nada,
sentí tus pasos sigilosos
persiguiendo los sueños
que grité mil veces,
sentí tus fuertes brazos
apretando las ilusiones
mientras robabas existencia.

Fueron días
enmudeciendo también los gestos,
hasta dejarlos vacíos de ganas;
amarrando esos últimos pasos
que oponían resistencia
tratando de hablar
a una mentira.


Tus manos mantienen el pulso,
silencio arrogante, orgulloso;
marcas tu único camino,
silencio insensible, egoísta.

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