jueves, 31 de marzo de 2011

Más allá de donde brilla este sol
que ilumina los pasos que más tarde
serán ayer;
en donde cada palabra nace ingenua
para convertirse algún día en pasado
y esta fijación con el tiempo se detiene.

Allá, de donde vienen los sueños,
utopías del ser humano;
donde no existen minutos a solas,
en donde un beso no es espada de dos filos
ni los abrazos desaparecen instantáneos,
donde solo existimos los dos.

Damos pasos de más buscando respuestas,
perdemos el sentido al ver el futuro,
desvariamos con pensamientos atrofiados
la realidad que omitimos vivir.
Quedamos estancados en el camino
temiendo de llegar a aquel lugar,
del que soñamos juntos maravillas;
detenemos el destino que nos une
por negar la voluntad del corazón
y caer ante el cotidiano instructivo.
Huimos de acá hacia cualquier lugar,
menos a donde debimos ir;
nos vamos de a poco, a escondidas,
seguros de no ir a ninguna parte.
Hicimos quimera de ese lugar
y nos refugiamos en supuestos,
solo para decir: allá es imposible.

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