lunes, 28 de febrero de 2011

Y de nuevo se escuchan
los pasos, uno detrás del otro,
que pretenden llegar
a ningún lado,
gritando, gimiendo,
cansados y llorados;
pasos que caminan por caminar,
que caminan por tradición,
trayendo luchas pasadas
a las consignas de hoy,
para hacer del mañana
un ayer no vivido.

Caminos intransitados
se dejan oír marchando
a un redescubrir manchado
de sangre.

Causas buscan revolución,
escondidas en el alegato eterno;
ideales de muertos delante,
huellas ebrias detrás.
Como jaurías encimadas
sobre la carroña del podes,
pordioseros recogiendo migas
para hacer castillos de mierda,
espolvorean promesas endosadas
a nombre personal,
ruegan, exigen,
resarcimiento material.

Absurdos.

Ingenuos.

Trayectos innecesarios
para avanzar y alcanzar
el final.
Final no programado,
improvisado quizá;
final de todos y no de uno,
necesario para pagar deudas,
enmendar errores
y cometer los propios,
para caminar los caminos
que inician acá
y no parar hasta llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario