jueves, 4 de marzo de 2010

Llevo clavados en el alma
los abrazos que un día me diste,
esmeradamente cuidados
ante la saña del olvido.

Uno a uno colocado
en el arrecife de mi pecho,
si distinción alguna,
todos fueron acogidos.

Llevo tatuado en mis labios
el sabor a miel de tu boca,
acompañando el sentimiento
de mis palabas al viento.

Quizá son parte del tiempo
o tal vez el pasado se los quede,
pero su fabulosa esencia
perdura como ayer.

Llevo recuerdos en cada suspiro,
con luces indicando el camino,
para tomar de ellos
la caricia de tus manos.

Son tuyos aunque estén conmigo,
son míos aunque no puedo tocarlos,
son únicamente realidades
de la distancia que nos une.

No hay comentarios:

Publicar un comentario