domingo, 11 de mayo de 2014

10-05-2014

Desde entonces
no he podido abrazarte,
no he podido decirte
tanto,
y tanto más
que necesito que escuches,
que necesito que sepas,
que necesito compartirte.

Y los días desaparecen
junto a las dudas sin respuesta
y los consejos que nunca llegaron;
se van tras el ocaso
para amanecer mañana
plagados de tu voz ausente,
llenos de tu ausencia entera,
tan vacíos como la vida sin vos.

Pero sonrío por vos
aunque se que no estas,
aunque el tiempo 
consuma la necesidad
de que me escuches,
aunque la vida
te arrancó de mi lado;
sonrío, sólo así, por vos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario