¿Quién fuera un loco
en la cordura cotidiana
para hacer del cielo
un campo de juego
y de los imposibles
realidades?
¿Quién pudiera bajar las estrellas?
¿Hacer con ellas puentes
para llegar a donde fuere
con dos, tres pasos?
¿Quién fuera capaz
de mantenerse al margen
para ver la propia vida
construyéndose mientras
se destruye a cada paso?
¿Y aprender...?
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