jueves, 6 de septiembre de 2012
30-05-2012.1
Acto seguido
quedamos tú,
quedamos yo,
con el cuerpo extendido
y el sudor de tu cuerpo
en mis labios,
y el sudor de mi cuerpo
en tus poros.
Somos tú,
somos yo
arropados entre caricias rezagadas
de la conversación de nuestros cuerpos;
con suspiros llenos de ambos
decorando la habitación
que ahora es testigo mudo
de la forma en que nos hicimos uno.
Fuimos tú,
fuimos yo
que entre el vaivén nos descubrimos
y conocimos de ti, de mí,
que el universo, el tiempo y la distancia
conspiraron con el destino
para dibujarnos mutuos
en el abrazo de la noche ahora eterna.
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