lunes, 21 de noviembre de 2011

Mismo sol, mismo cielo,
y los sitios variando despacio
de forma o aspecto
pero son a la vez, lo mismo.

Un día antes, uno después:
antes para ese beso indescriptible
que dejó marcada toda el alma,
inamovible durante los tiempos;
ni Sol, ni agua, ni tú, ni yo
con la fuerza para olvidarlo.
Después, como el mañana soñado,
el infinito puesto en la mirada,
el cielo en cada abrazo, cada caricia,
nada más que todo vibrando en el pecho;
tú, yo, las estrellas, el universo,
principio y final, nosotros.

Un día cualquiera, al azar.
definitivo para sabernos
más que saludos y deseos.
Justo el destino marcado
en el calendario que nos conoce,
que nos dibuja, que nos inventa,
que nos acoge en su regazo
para darnos luz, darnos vida.

Mismo Sol año con año,
mismo cielo día con día,
los mismo sitios
cada madrugada,
cada puesta de sol.
Los mismos, tú, yo,
yo, tú, noviembre diez.

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