martes, 18 de octubre de 2011

Acuerdo amnistía con la noche
para evadir, entre dos,
visiones acumuladas en el techo
del pasado futurista
que detiene los pasos de un nuevo mundo.

Ella y yo en plena guerra,
atragantándonos batallas
una sobre otra, sin vencer,
sin morir, sin sangrar;
luchas del abuelo y del nieto,
del día a día, de ayer y hoy,
de una idea y un sistema.

Armados de valor y nostalgia
desparramamos discursos victoriosos,
llenos de revolución vomitiva
para reformar el tiempo,
llenos de sazón proselitista
para imponer a fuerza, libertad.

Ella y yo convencidos de la victoria
ilusoria de un sueño hecho real,
seguros del amanecer triunfante
del pasado insistente
que muere sin morir.

Tengo trato con la noche
para ser uno y ganar,
para ser dos e igual ganar
el juego que jugamos de día;
en donde el pasado nos inspira
inventar el futuro sin vivir
el presente.

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