viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Y si no tengo palabras?
entonces fue balbuceo
aquella pasión para querer
no sólo marcar una equis
en el cartón de lotería.

Perdí la delicadeza
cuando me escupiste a la cara
la rectificación de que contigo
llegar a la esquina
solo es posible con promesas,
proyectos y estrategias televisadas;
cuando me dijiste idiota
pintando la esperanza
de naranja y rojo.

¿Y si cierro los ojos?
entonces mis pasos serán ficticios
para no encontrar el amor de aquel
que lanzó la invitación a caminar
para no llegar solo, ni acompañado.

No queda más que lo tóxico de mí,
recetando darte la espalda
para que te destruyas
al ver el reflejo de tu ignorancia
en los espejos que te dieron
por mancharte el dedo
con sangre y drogas;
obligando a ignorarte
antes que quieras pedir mi ayuda.

¿Y si digo el silencio que me sobra?
entonces es cuando inicia el final,
cuando la demagogia te libera
de esa magia melosa
con la que antes cautivó tus oídos.

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