miércoles, 21 de septiembre de 2011

La verdad es el ficticio
de asegurar conocerme,
es el retrato de lo que siento
con cada latido del alma,
es la prueba de que existo
plantado y atado a lo supuesto.

La verdad es lo que digo
cuando empiezo a mentir
esperando que me crean,
es aquello en mi interior
que exige salir a luz
para convertirse en mentira.

La verdad es el egoísmo
de tener la razón,
es el capricho del pensamiento
que intenta imitar la realidad,
es el orgasmo de una frase
dando Fe de la existencia.

La verdad es como todos,
que somos en un solo sitio,
pero estamos aquí o allá
dibujados en el habla,
en los gestos, en la mirada,
hasta en los pasos de los demás.

La verdad es la apariencia
con que nos mostramos
pretendiendo ser la imagen
que cabe en lo bueno,
que redime y paga el peaje
para tener voz, voto e identidad.

La verdad es la excusa perfecta,
la de todos y la de nadie;
esa lealtad sublime y sin mesura
a la pertenencia de un mundo
en donde ser es contradicción,
en donde obligadamente se existe.

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