domingo, 17 de julio de 2011

Me volvió a amanecer el sueño
con tantas ganas de lograr,
de predicar la libertad de mis alas
y entregar el abrazo que debo.

Me amaneció el pensamiento
estrellado en el techo ahumado
que me escuchó la noche entera
tirarle plegarias al cielo.

La madrugada que apenas termina
me cantó utopías palpables,
recitó utopías posibles,
utopías, imposibles, quimeras.

Amor, guerra, llanto, paz,
tanto y nada;
odio, alegría, razón, esperanza,
poder y flaqueza.

El sol se me coló en la mirada
para llevarse el delirio
y ponerle su luz al pacto que firmé
con la luna que me espera a la noche.

Me llegó el día a la ventana
entre las fantasías de mi mente,
copando las ilusiones
que ataban las ganas de decir.

Me volvió a amanecer la inspiración
con tanto para entregar,
para recibir, para hacer;
y levantar los pasos una vez más.

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