martes, 19 de octubre de 2010

Si tan solo es un murmullo,
¿cómo puede?
si su voz no es más fuerte que el silencio,
pero se convierte en esencia,
filo de navaja,
cobija.

Recorrido inciertamente seguro,
con alas de fénix y aliento de algodón,
frágil como filamento de algodón,
brillante,
único entre mil senderos mágicos
cubiertos de velo sombreado.

Entonces es cierto,
habita en lo profundo del alma,
cimiento...
fundamento de ese aliento,
de esa incierta necesidad de afecto,
así como el tiempo necesita minutos.

Seguramente invisible,

impalpable;
el deseo mismo de un anhelo.
Parte del todo que forma la nada,
porque es, cuando se le permite
y no deja de ser aunque se niegue.

Silenciosa caricia del alma,
tierno arrebato del sentimiento,
puro...
realidad del ser interior,
tropiezo del pensamiento ajeno,
murmullo que grita caricias.

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