lunes, 7 de diciembre de 2009

Aunque el mar se seque o las estrellas se acaben, tu caminar llevará otro rumbo, aunque evitar el encuentro se abstenga de figurar en tus planes.

Cualquier tortura sería una inmensa caricia, a cambio de la espera de un poco de amor, disfrazado siquiera, de cordial saludo en una tarde cualquiera.

Por amor desapareces, por amor te dañas, inventando tantas excusas, para falsificar el tesoro de fortaleza y persuadir al corazón, para fingir estabilidad.

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